NUEVAS TECNOLOGÍAS El colegio San Francisco de Paula de Sevilla elabora una guía para padres
¿Y si su hijo le pide un móvil?
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Las reglas básicas son ser conscientes de los riesgos, implantar normas y
controlar su uso
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Debe retrasarse en lo posible el acceso de los niños a los dispositivos
móviles
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Nunca el móvil a la hora de dormir, apagado en la clase y en silencio en
otras situaciones
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Hay que predicar con el ejemplo: si ven en los padres un uso compulsivo,
harán lo mismo
Dos niñas se hacen una fotografía con un móvil para
difundirla a través de las redes sociales. ESTHER LOBATO
El 30 por ciento de los niños españoles de 10 años tiene teléfono móvil. El porcentaje sube hasta el 69
por ciento entre los de 12 años, y hasta el 83 por ciento en los de 14 años,
según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El uso de dispositivos
móviles entre niños y adolescentes genera ya conflictos familiares
y escolarespara los que los expertos tienen una receta: implicarse
en su uso, mantener controles e implantar condiciones. Si no se está dispuesto
a ello, lo mejor es retrasar en lo posible el acceso al móvil.
El Servicio de Orientación del colegio San Francisco de Paula, uno de los
centros educativos de mayor prestigio en Sevilla, ha elaborado unrecetario para padres. Patricia Delgado, la
coordinadora del servicio, hace una llamada a la tranquilidad: «No podemos
prohibir, sí promover el buen uso».
Los orientadores del San Francisco de Paula han detectado el interés
generalizado sobre este asunto, y de ahí la idea de difundir sus
recomendaciones. Aseguran que no se han encontrado aún con
ningún 'caso grave', pero advierten de que hay que estar alerta: «El móvil puede generar adicción
y ansiedad. Redes sociales como Whatsapp y Twitter son las que más 'atrapan',
porque te crean la necesidad de consultar constantemente si
tienes un nuevo mensaje», explica. A través de ellas, el adolescente busca
satisfacer una necesidad natural, la de ser tenido en cuenta en la sociedad que
le rodea.
El atractivo de las redes se une a la falta de autocontrol del niño y del
adolescente, hasta crear un cóctel peligroso que
puede afectarles en su rendimiento escolar y en sus relaciones afectivas. Es la familia, explica la educadora, la principal responsable de
ponerle límites para que no se llegue a ese punto. Y debe hacerlo, sobre todo,
en el momento más delicado, los últimos años de la Primaria y
el paso a la Secundaria.
Patricia Delgado asegura que el recreo en los colegios ha
cambiado mucho desde la irrupción de los móviles. «Los jóvenes
siguen interactuando, pero lo hacen de forma diferente. Ahora el móvil es el
eje de sus relaciones: ven vídeos, comparten mensajes o juegos. El móvil también les une. El problema vendría si el
móvil aísla al niño de su entorno», explica.
En nueve ideas básicas, sus autores ponen a los progenitores en antecedentes del riesgo que conlleva el
uso indiscriminado de móviles y tabletas por parte de los niños y les ofrecen
algunos consejos. Son los siguientes:
1.
El uso, lo más importante. Depende del uso que
se haga, un dispositivo móvil favorecer u obstaculizar el desarrollo personal.
Sí a la tecnología, sí a compartir, pero no a dejar de tratar con empatía a
otras personas, y no al descontrol del uso del tiempo.
2.
Conscientes de los riesgos. Existe el riesgo de
estar siempre pendiente del dispositivo, y que ello conduzca a no estudiar,
incumplir las tareas diarias o no atender en clase. Los hay aún peores, como
ser víctima de ciberacoso o contactar con desconocidos.
3.
Cuanto más tarde, mejor. En el cambio de
Primaria a Secundaria es frecuente que los hijos reclamen un teléfono. A esa
edad los niños están desarrollándose como personas, emocionalmente están
inmaduros y su estabilidad está en constante riesgo de tambalearse. Mal
utilizado, el teléfono es una fuente negativa para su desarrollo personal,
pudiéndole crear ansiedad, inseguridad y obsesión, tanto en casa como en los
centros escolares.
4.
No pasa nada por ser el único de tu clase. Sucumbir al móvil
por la presión social no es una buena idea porque enseñamos a los hijos a tomar
las decisiones más comunes en su entorno social, sin una reflexión previa
individual. No pasa nada por ser el único de la clase que no lleva móvil, sobre
todo cuando la única motivación para llevarlo es que todos los llevan.
5.
Sólo los fines de semana. Es conveniente
fijarle reglas y pautas de uso, y lo mejor es que lo usen sólo los fines de
semanas en un horario controlado y restringido.
6.
Nunca el teléfono en la cama. Nunca. Aunque digan
que están esperando un mensaje urgente, porque les crea ansiedad y problemas
para conciliar el sueño.
7.
El móvil se puede (y se debe) apagar. Es preciso
concienciarles de que el teléfono debe estar apagado en clase y, al menos, en
silencio en otros lugares, como la biblioteca.
8.
Predicar con el ejemplo. Se educa con el
ejemplo. Cuando los padres llegamos a casa, debemos dejar de lado el móvil y
sólo usarlo en caso de necesidad y urgencia. Si nos ven utilizarlo de forma
compulsiva, ellos harán lo mismo.
9.
Tablet a cambio de tranquilidad. Debemos
cuestionarnos el uso cada vez más frecuente de los dispositivos móviles como
entretenimiento de nuestros hijos en algunas situaciones. Cada vez que
entregamos un móvil a un niño para que se entretenga, mientras nosotros cenamos
o charlamos con nuestros amigos, le estamos privando de la oportunidad de que
se autocontrole, se socialice y aprenda a ser adulto.
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